Intolerable cansancio, sueño fantasma, ojos agonizantes;
mente decepcionada.
Daniel, levanta el alma, lucha contra la muerte,
lucha contra el confort.
Humo guardado en mi cabeza,
humo que resaquea mi viveza.
¡Daniel! ¡Daniel! ¡Daniel!
¡Despierta! Acabó el manicomio.
¡Despierta! Llegó la hora de pensar.
Atrapado entre libros, esposado con sueños,
torturado por ruidos (…)
(…) Daniel, tienes que despertar.
¿Escapar o integrar?
Dos caminos de una vida cobarde.

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